Congelar óvulos, semen o embriones no es solo una decisión médica, es también un proceso emocional profundo. Para muchas personas, preservar su fertilidad implica enfrentar miedos, cuestionamientos personales y un duelo silencioso por no estar list@s para formar una familia en el presente.
En este blog abrimos un espacio para validar esas emociones, reflexionar sobre el deseo de ser madre o padre, y entender que congelar también es una forma de autocuidado.
El duelo de no estar list@ (y no hablar de ello)
Hay un tipo de duelo del que pocas personas hablan: el que se vive cuando no estás list@ para tener hijos, aunque sí deseas hacerlo algún día. Puede sentirse como frustración, tristeza, sensación de estar “llegando tarde”, o una culpa difícil de nombrar.
Este duelo no es necesariamente por la pérdida de un hijo, sino por la disonancia entre el deseo de maternidad/paternidad y las circunstancias actuales (ausencia de pareja, estabilidad profesional, salud, edad).
Decidir con anticipación es un acto de amor propio
Tomar la decisión de preservar la fertilidad no es una huida, sino una forma consciente de cuidar el futuro. Es un recurso para quienes quieren vivir su vida sin sacrificar un posible proyecto familiar.
Congelar óvulos, semen o embriones te permite:
Disminuir la presión del tiempo y las expectativas sociales.
Vivir el presente sin culpa.
Planificar la maternidad/paternidad desde un lugar más libre y realista.
No depender del azar o la urgencia en el futuro.
Esta decisión puede ser incluso más significativa cuando se toma desde la vulnerabilidad, desde el reconocimiento de que hoy no es el momento, pero no por eso hay que renunciar al deseo.
Reflexiones sobre el deseo de ser madre o padre
A veces el deseo de tener hijos no aparece como una urgencia, sino como una intuición suave, una posibilidad que se quiere mantener abierta. En otras ocasiones, ese deseo está presente pero las condiciones no acompañan.
Preguntas comunes que acompañan este proceso:
¿Y si después me arrepiento de no haberlo hecho?
¿Y si me siento egoísta por priorizar mis proyectos personales?
¿Y si no logro ser madre o padre cuando lo decida?
Preservar tu fertilidad no responde a todas estas preguntas, pero te da una herramienta real para atravesarlas con mayor tranquilidad.
El valor del acompañamiento psicológico
En Fertidonors creemos que la fertilidad se debe abordar desde una visión integral: médica, emocional y ética. Por eso, nuestro equipo incluye orientación psicológica especializada, antes y durante el proceso de criopreservación.
Este espacio de acompañamiento te ayuda a:
Nombrar y validar tus emociones sin juicio.
Aclarar tus motivaciones personales.
Procesar posibles duelos o decisiones complejas.
Prepararte emocionalmente para lo que viene.
Congelar también es cuidar de ti
No todas las personas preservan porque saben que quieren tener hijos. Algunas lo hacen porque no quieren cerrar esa puerta todavía.
Y eso está bien.
En Fertidonors, estás acompañad@. Nuestro equipo de especialistas en medicina y psicología reproductiva está para escucharte, orientarte y acompañarte, sin presiones ni juicios. ¿Quieres conversar sobre tus opciones? Agenda tu primera cita o escríbenos.
Preservar tu fertilidad también es preservar tu bienestar emocional.